En este caso la materia prima será nada menos que plumas de pollo, un elemento que comúnmente es un desperdicio de la industria alimenticia y en el futuro podrá ser aprovechado.
Este desarrollo está encabezado por investigadores de la Universidad de Nebraska-Lincoln. Según explican, las plumas de pollos poseen una proteína llamada queratina que se caracteriza por ser fuerte y duradera. El proceso comienza con un tratamiento de calor a las plumas para limpiarlas, luego son pulverizadas hasta obtener un polvo fino. El agregado de determinados químicos provoca el encadenamiento de las moléculas de queratinas, creándose un polímero. El material que se obtiene tiene la cualidad de ser termoplástico, es decir, moldeable a través del calor. Además es biodegradable y puede ser reciclado varias veces.
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